miércoles, 22 de julio de 2009

La Crisis y la Educación Superior.

Año tras año, después del último aumento presupuestal histórico en 1975, la educación en general se ha visto envuelta en dimes y diretes con la siguiente pregunta como base ¿qué tanto debe invertir el Estado en educación?
Ya sabemos que el discurso es brindar más apoyo financiero a la educación, pilar de éste país, necesidad básica y fundamental. La situación es, como siempre, que la brecha entre el discurso y las acciones, que a su vez reflejan los intereses, parecen ser escoria mental de un esquizoide, al menos instituciuonalmente hablando.
¿A qué me refiero? A que si el financiamiento es vital para la subsistencia de la educación, no deja de ser un motivo de condicionamiento (operante como el que le aplicó Pavlov a su perro) para que las instituciones, de prestigio y no, cumplan con ciertos requisitos para la obtención de éste. Caso novedoso el de la SEP al condicionar el financiemianto a la UNAM, la mayor casa de estudios en México, si no acata reformas educativas para el nivel medio superior. Siendo que los principios sobre las que se crean próximos estudiantes de nivel superior, en la dinámica que la UNAM tiene, estan enfocados a la preparación global de los alumnos para que, al momento de especializarse en su carrera, cuenten con conocimientos generales y capacidades más allá de las del desempeño de un trabajo técnico.
La SEP quiere formar trabajadores (o elevar la oferta de fuerza de trabajo) mientras que la UNAM quiere preparar Recursos Humanos de Calidad.
Los efectos de la crisis hacen que la SEP pueda vender ésta idea facilmente a instituciones de otra índole, sobre todo con un incentivo económico de por medio, pero afortunadamente instituciones como la UNAM tienen los pies bien puestos sobre la tierra, apoyando la formación de sus alumnos más allá de la obtención de un título. De hecho, una muy buena pregunta que se podría hacer al interés de creación de técnicos por parte de la SEP es ¿De dónde va a sacar los trabajos para todos los técnicos que va a formar?

lunes, 13 de julio de 2009

Conforman órgano de selección docente



La Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) conformaron el Organismo de Evaluación Independiente con Carácter Federalista que se encargará del Concurso Nacional de Asignación de Plazas Docentes.

El secretariado técnico estará a cargo de Francisco Martínez, propuesto por el SNTE, quien es coordinador de evaluación de la organización SIEME SC, y Rafael Vidal, director de Ceneval, propuesto por la SEP.

La dependencia federal entregó una lista con 72 especialistas, integrantes del organismo, cuyas currículas fueron recortadas, pues no indican a qué se dedican actualmente, de qué estados son ni si fueron propuestos por la SEP o el SNTE.

Cuando se le pregunto, al titular de la Unidad de Planeación de la SEP, Jorge Santibáñez, dijo desconocer el hecho y afirmó que la información la había proporcionado el área de comunicación social de la dependencia.

En la lista se aprecia que al menos 30 de los integrantes son del SNTE y ocupan posiciones como supervisores de zona escolar, inspectores, directores de escuelas normales, profesores jubilados, profesores normalistas, asesores técnicos pedagógicos, jefes de departamento o directores de educación primaria o secundaria.

También en la lista hay funcionarios o ex funcionarios, un columnista de un medio impreso e investigadores de tiempo completo de algunas universidades estatales.

En su oportunidad, el secretario general del SNTE, Rafael Ochoa, quien habló en representación de Elba Esther Gordillo, quien no asistió al evento, dijo que este órgano evaluador es un soporte técnico dotado de independencia de gestión, sujeto al escrutinio público y a la rendición de cuentas.

Afirmó que este órgano fue uno de los principios fundamentales que el gremio magisterial impulsó en la Alianza educativa como un nuevo mecanismo para la asignación de plazas docentes que permitan superar los vicios existentes.

¿Será?

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Reforma
El universal


Entre lo técnico y lo pólítico.

La cuestión del examen de oposición para la obtención de plazas a nivel nacional sigue siendo controversial. El énfasis está puesto en dos aspectos: 1) la elaboración del examen; y 2) la elaboración del proceso -convocatoria, anuncio de plazas en concurso, aplicación del examen, publicación de resultados, etc.
Las enmiendas de la ACE, y la experiencia vivida el año pasado, llevaron a la creación de un Órgano de Evaluación Independiente con Carácter Federalista (OEIF) para garantizar que los dos aspectos antes mencionados se realicen.
La conformación del OEIF sería clara si se tratara de una organización de carácter técnico, con especialistas en el tema, y con personas con la suficiencia ética y de responsabilidad en el seguimiento de un proceso que a nivel nacional generó descontento entre los futuros maestros. Sin embargo, la conformación del la OEIF está hecha por los especialistas, el SNTE, miembros de la sociedad civil, evaluadores y personal de la SEP.
No pretendiendo satanizar la multidisciplina hay algunas preguntas que están pendientes al respecto de la conformación de la OEIF, la principal ¿cuál es el fin de hacer de un órganismo con finalidad técnica algo tan plural? ¿Qué se quiere minimizar en la inclusión de tantas visiones?
Como dice el especialista en Educación, Ángel Díaz Barriga, hay cosas en la agenda educativa que se deberían de considera mucho más importantes, sobre todo si se trata de Escuelas Normales, por ejemplo, la redefinición del plan curricular.
La obtención de plazas no debería ser "la razón" por la cuales hay interesados en la educación normal; si embargo, las incongruencia a las que se somenten los profesionales de la educación, egresados de las normales, que hondean entre lo técnico y lo político refrenda la posición que éste tipo de centros de educación superior ocupan en la vida del país. Quienes deberían ostentaran la verdadera organización de éstos centros son los especialistas en educación, investigadores, académicos, catedráticos, etc. Es decir, volver a las escuelas normales centros del saber con un fin social. Lo cual implica sacudirles el fin político que se las ha impuesto y volverlas instituciones de educación superior cuyos egresados no tengan el único fin de una plaza, sino que efectivamente salgan con la vocación docente en las que se les ha formado.