martes, 23 de septiembre de 2008

El bloqueo de la imaginación y la calidad en las ciencias

Según los indicadores de la OCDE sobre ciencia y tecnología, México aparece como el penúltimo lugar. En parte se debe a los bajos recursos financieros que se asignan a las universidades y a la falta de una masa crítica de investigadores, aproximadamente existen 35 000 en el país. Esta situación no es novedosa ya ha sido observada por Didrikkson (2002) y más recientemente por Enríquez (2007). Esta falta de desarrollo en las cuestiones, tales como, la formación de investigadores, de financiamiento a la investigación, el aumento en el número de patentes y el número de empresas que aprovechan los resultados de la investigación, se atribuye a la ausencia de una política federal de largo plazo.

Para los países que tienen una gran cantidad de personas que viven en la pobreza, como en el caso nuestro, resulta sorprendente que no se utilice el conocimiento como herramienta para mejorar las condiciones y de bienestar de su población. Ya en 1989, Peter Drucker vislumbraba el avance de las sociedades postindustriales basadas en el conocimiento. Esta tendencia no ha disminuido. Pero en México, los indicadores mencionados no han sufrido una modificación significativa, mientras tanto, países como Singapur, Finlandia, Corea del Sur, Irlanda, producen más patentes y tienen una economía basada en el desarrollo de la tecnología. Incluso, estas naciones en 1960 tenían una economía más débil y un nivel de vida más bajo que México (Enríquez, 2007; Ohmae, 2006).

El gobierno del Distrito Federal está impulsando el desarrollo de ciudades del conocimiento, en estos días 5 premios nobel y científicos de renombrado prestigio participan en la Semana Nacional de la Ciencia y la Innovación. En este sentido, parece que al menos a nivel regional se está impulsando una política para fomentar la ciencia y la investigación. Desde la perspectiva de los investigadores esto debería contribuir a mejorar la calidad y el desarrollo de las ciencias. Sin embargo, como apunta Alvin Toffler, conocido por su obra El Shock del Futuro, no es lo mismo crear innovación que desear innovación.

El propio Toffler nos advierte de uno de los efectos del cambio acelerado; las personas pueden caer en el inmovilismo. Esta tesis es similar a lo propuesto por Alicia De Alba (2007) en su libro Currículum-sociedad. La autora en su análisis sobre la relación entre el currículum y la sociedad encuentra un bloqueo sobredeterminado que impide a los académicos de las universidades públicas mexicanas imaginar y desarrollar el pensamiento utópico, crítico, categorial y conceptual. Este fenómeno tiene algunas implicaciones para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, pues, la imaginación y la utopía juegan un papel fundamental para la innovación y generación de conocimiento.

De Alba considera que entre los aspectos más importantes de este bloqueo están:
  1. La sedimentación fundamentalista o esencialista de los discursos académicos.
  2. Los grande cambios que se han venido produciendo a partir de 1989, los cuales han sido constitutivos del antagonismo entre la esfera pública y la privada.
  3. La celeridad de dichos cambios, que dificulta su análisis, incorporación y comprensión; esto es, su simbolización o incorporación como parte de la realidad.
  4. De manera específica, la caída del muro de Berlín (1989) como símbolo del inicio del derrumbe del socialismo real, por la fuerte identificación, en muchos aspectos, de la educación pública en México y otros países latinoamericanos con el ideario socialista.
  5. La crisis política mexicana signada por el asenso a la presidencia de la República mexicana de Vicente Fox, así como el conflicto electoral de 2006.
  6. Por aferrarse a modelos y estructuras del pasado, de distinto signo político e ideológico.
  7. Los remanentes de la sobreideoligización de corte marxista o la actual sobreideologización de corte neoliberal.
  8. La imposibilidad de pensar e imaginar de manera creativa, inédita, osada y comprometida el presente y el futuro.
Tal vez, el punto número 8 es un efecto poco afortunado del bloqueo, ya que el desarrollo de la ciencia y la tecnología demanda a los académicos e investigadores a imaginar osadamente una utopía, y crear pasos pequeños para concretar esa utopía. Mientras no deseemos romper este bloqueo, las políticas y el financiamiento no producirán, por sí solos, los cambios en la calidad de las ciencias y la tecnología.


Recursos asociados:

De Alba, A. (2007): Currículum-sociedad. El Peso de la incertidumbre, la fuerza de la imaginación. México: ISSUE / Plaza y Valdes.

Didriksson, A. (2002): La Universidad del Futuro. Relaciones entre la educación superior, la ciencia y la tecnología. México: CESU / Plaza y Valdés.

Drucker, P. (1996): Las Nuevas Realidades. En el estado y la política... en la economía y los negocios... en la sociedad y en la imagen del mundo. México: Editorial Hermes.

Enríquez, J. (2007): Mientras el Futuro te Alcanza. Cómo la genómica y otras tecnologías están cambiando tu vida, trabajo, salud y riqueza. México: Grijalbo.

Ohmae, K. (2006): El Próximo Escenario Global. Desafíos y oportunidades en un mundo sin fronteras. México: Norma.

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