jueves, 16 de abril de 2009

El goteo de la cobertura en educación superior

El agridulce affaire entre la universidad y los Estados Unidos Mexicanos

La era moderna de la universidad inicia en 1910 cuando Justo Sierra obtiene el permiso para crear la Universidad Nacional de México. De manera paradójica, la educación superior constituyó el proyecto educativo consentido del Porfiriato, a pesar de que sus críticos pensaban que era un proyecto muy caro para un país pobre y con alto número de analfabetas (80% de la población de ese entonces no sabía leer ni escribir). La idea consistía en alcanzar el desarrollo económico a través de contar con gente preparada profesional y técnicamente para construir las obras de infraestructura que nos permitiría alcanzar la modernidad. Esta idea sigue vigente, pues ni tenemos suficientes profesionales y tampoco alcanzamos la modernidad.

Durante el Porfiriato los profesionales formaron una élite social e intelectual. En 1900 sólo el 0.55% de la población total estaba dedicada a este tipo de actividades. Sin embargo, las contradicciones económicas y sociales eran demasiado evidentes; a pesar de que se necesitaban muchos profesionistas... no había suficientes fuentes de trabajo. Una situación recurrente en nuestra historia reciente: 100 años después, no hay trabajo.

El sueño de una universidad nacional, según el propio Sierra, consistía en contar con una escuela de altos estudios que preparara profesores para instruir jóvenes al nivel profesional, y que sirviera como un instituto de investigación en donde se pudiera cultivarse la ciencia por la ciencia, y los cursos se hicieran no con el objeto de preparar alumnos para los exámenes, sino de revelar hombres de estudio, de preparar "sabios". La universidad es un lugar en donde se enseña a pensar y a buscar. Estas ideas del siglo XIX fueron lo suficientemente seductoras y ambiciosas pues sobrevivieron a la revolución mexicana que se apropia de ellas y las recicla.

La idea de formar una élite profesional, que pondría los ladrillos y el acero para la modernidad, tiene su pináculo cuando se inaugura, en 1954, Ciudad Universitaria, la actual sede de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Entre 1910 y 1960, es la UNAM la base de la profesionalización en el país. Este idilio se rompió en 1968 con el movimiento estudiantil que deseaba provocar un cambio político y social. La frase "la imaginación al poder" es emblemática de este movimiento. Desde entonces, los subsecuentes gobiernos federales se interesaron poco por mejorar la calidad educativa del sistema universitario y por supuesto se evitó construir más universidades. En la primera década del siglo XXI nos encontramos que solamente 25% de los jóvenes mexicanos tienen acceso a estudios profesionales.

El vaso medio lleno o medio vacío


Se espera que para el año 2012 se alcance el 30% de cobertura en educación superior. ¿Esta cifra tiene algún significado especial? ¿Es alta o baja o simplemente mediana? Si tomamos como referencia el año 2000 podemos observar un leve incremento consistente, como el goteo de una llave de agua durante la noche, imperceptible antes de dormir, incontenible en la madrugada. ¿Es suficiente? Si comparamos la cobertura con nuestros socios de la OCDE, la cifra es francamente insignificante. Si la comparamos la cobertura con latinoamérica es una cifra mediocre.




2000
21.6 %
2001
22.5 %
2002
23.4 %
2003
24.1 %
2004
24.6 %
2005
25.2 %
2006
25.9 %
2007
26.8 %

Cobertura en educación superior en México


Educación universitaria para todos y todas


¿Con base a qué se asegura que es una cifra mediocre? Ya desde 1970 se ha observado un cambio fundamental en la sociedad. La sociedad industrial ha perdido su relevancia en favor de los procesos que dependen de la creación y análisis de la información. Daniel Bell en 1976 introduce el término de sociedad del conocimiento, Peter F. Drucker en 1989 escribe sobre la sociedad postinsdustrial, más recientemente Manuel Castells nos hace referencia de la sociedad red. Estos autores consideran a la educación como un eslabón determinante para el desarrollo económico, pues las inversiones y la generación de riqueza se concentrarían cada vez más en los servicios, la creación de conocimiento y la comunicación. Si bien, la sociedad industrial exigió de personas alfabetizadas y con cierto grado de educación formal; hasta estudios secundarios, no se necesitaba más. En las sociedades contemporáneas se demanda que la población general alcance estudios universitarios. Algunas características de estas sociedades emergentes son:
  • Participar en una economía globalizada
  • Contar con comunicación mediada por la tecnología
  • Admitir que el conocimiento tiene una fecha de caducidad, es necesario aprender a lo largo de la vida

Todo indica que México necesita crear su sociedad de la información y el conocimiento, por lo tanto, se requiere abrir la llave de la educación superior, con dos importantes filtros: la calidad educativa y la pertinencia social. Las nuevas universidades deben poseer una alta calidad y responder con imaginación a resolver los problemas de la sociedad mexicana. En caso contrario, se corre el riesgo de repetir la historia por tercera vez consecutiva: 1) el sueño guajiro porfiriano; y 2) la fábula revolucionaria. Ambas fracasaron al creer que los discursos políticos pueden cambiar la realidad social.


Recursos asociados:

Baznat, M. (2006): Historia de la Educación durante el Porfiriato. México: El Colegio de México.

Drucker, P: (1989): Las Nuevas Realidades: México: Hermes.

Gros, B. (2008): Aprendizajes, conexiones y artefactos. La producción colaborativa del conocimiento. Barcelona: Gedisa.

1 comentario:

julio80 dijo...

En palabras de Trow! ya han alcanzado la masificación de la Ed. Superior, ahora hacia la universalización.
Buen post!!!!!