lunes, 13 de julio de 2009

Entre lo técnico y lo pólítico.

La cuestión del examen de oposición para la obtención de plazas a nivel nacional sigue siendo controversial. El énfasis está puesto en dos aspectos: 1) la elaboración del examen; y 2) la elaboración del proceso -convocatoria, anuncio de plazas en concurso, aplicación del examen, publicación de resultados, etc.
Las enmiendas de la ACE, y la experiencia vivida el año pasado, llevaron a la creación de un Órgano de Evaluación Independiente con Carácter Federalista (OEIF) para garantizar que los dos aspectos antes mencionados se realicen.
La conformación del OEIF sería clara si se tratara de una organización de carácter técnico, con especialistas en el tema, y con personas con la suficiencia ética y de responsabilidad en el seguimiento de un proceso que a nivel nacional generó descontento entre los futuros maestros. Sin embargo, la conformación del la OEIF está hecha por los especialistas, el SNTE, miembros de la sociedad civil, evaluadores y personal de la SEP.
No pretendiendo satanizar la multidisciplina hay algunas preguntas que están pendientes al respecto de la conformación de la OEIF, la principal ¿cuál es el fin de hacer de un órganismo con finalidad técnica algo tan plural? ¿Qué se quiere minimizar en la inclusión de tantas visiones?
Como dice el especialista en Educación, Ángel Díaz Barriga, hay cosas en la agenda educativa que se deberían de considera mucho más importantes, sobre todo si se trata de Escuelas Normales, por ejemplo, la redefinición del plan curricular.
La obtención de plazas no debería ser "la razón" por la cuales hay interesados en la educación normal; si embargo, las incongruencia a las que se somenten los profesionales de la educación, egresados de las normales, que hondean entre lo técnico y lo político refrenda la posición que éste tipo de centros de educación superior ocupan en la vida del país. Quienes deberían ostentaran la verdadera organización de éstos centros son los especialistas en educación, investigadores, académicos, catedráticos, etc. Es decir, volver a las escuelas normales centros del saber con un fin social. Lo cual implica sacudirles el fin político que se las ha impuesto y volverlas instituciones de educación superior cuyos egresados no tengan el único fin de una plaza, sino que efectivamente salgan con la vocación docente en las que se les ha formado.

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