martes, 12 de agosto de 2008

La certeza del caos

Según las notas periodísticas, el examen de oposición para maestros que buscaban una plaza federal, realizado el 11 de agosto, estuvo rodeado por irregularidades, desconfianza y fallas en el proceso, así como escaza información hacia los maestros que estaban siendo evaluados. Muchas fueron las consecuencias de ésta falta de cuidado con la aplicación del examen; sin embargo, la comisión rectora, la cual tenia la labor de verificar que el proceso se llevara a cabo de manera ordenada y con respecto a lo planeado, declaró que el examen nacional de maestros se llevó con "certeza, credibilidad y transparencia (La jornada 12 de agosto de 2008).

Ni los acuerdos entre los líderes sindicales del SNTE, ni los gobiernos comprometidos con el cumplimiento de los aspectos tratados en la Alianza por la educación parece que pueden asegurar el crecimiento y desarrollo del sistema educativo en el país. Los reclamos y las inconsistencias encontradas por los mismos maestros es un reflejo de que el problema de la educación en México está más allá de los procesos de aprendizaje, de la preparación de los docentes y la voluntad de los alumnos; y lo que es peor, se encuentra en un nivel precario, irracional y desencantado: el de lo político, lo administrativo, las negociaciones y los acuerdos "por abajito".

Algunos afirmaban que las plazas se darían mediante el examen para democratizar el proceso de otorgamiento de plazas, otros, en cambio, afirmaban que ésto no era posible porque había ya muchos maestros que tenían tiempo en el magisterio y exigían su plaza, por lo que ésta no se la podían dar a un recién egresado (La jornada de oriente, 12 de agosto), haciendo énfasis en que el acuerdo es que no había acuerdo. Y todo esto, pese a que se veía la sombra de una líder sindical paseando por los Estados recolectando firmas de aceptación ante la consigna de mejorar la calidad educativa, donde el otorgamiento de plazas para maestros era un sólo elemento de la planeación de la Alianza ¿qué será cuando se comiencen los procesos para generar programas de estimulación a la calidad del docente, en la certificación de las competencias docentes o de los criterios para articular los sistemas de evaluación?

Para tener un sistema educativo fuerte y consistente se necesitan, al parecer, funcionarios y autoridades en educación que compartan las mismas características y que sepan, o al menos estén enterados, de las necesidades reales por las que atraviesa éste país en cuestión de educación. La reflexión intuitiva al respecto de todo esto está en torno a ¿qué se debe reformar: el sistema de educación o el sistema de administración del sistema educativo? .

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