La evaluación de la calidad impulsó una serie de acciones para resolver el problema de ¿cómo evaluar la calidad educativa? Una de las estrategias, si no es la única, ha sido la construcción de indicadores. En el presente, contamos con una enorme cantidad de indicadores y procedimientos para obtener la información. Sin embargo, en estos 20 años no se ha avanzado mucho en reflexionar sobre el concepto de indicador de la calidad educativa. ¿Qué indica un indicador? ¿y un indicador de calidad educativa?
En la literatura encontramos una enorme diversidad de definiciones sobre indicador y no es posible encontrar una definición oficial por parte de algún organismo nacional o internacional, generalmente se describen como herramientas para clarificar objetivos o impactos, medidas de cambio o de resultado, demostraciones de progreso o logro de metas. Esta ausencia de definiciones oficiales provoca que continuamente se confunda a los indicadores con toda una gama de datos disponibles, medidas y estadísticas.
¿Qué es un indicador?
Según el Diccionario de la Lengua Española, indicador es algo, que indica o sirve para indicar. A su vez, indicar quiere decir, mostrar algo o significar con indicios y señales.
El significado en castellano es más bien sencillo, amplio y borroso. No se relaciona, necesariamente con medidas y estadísticas. Si comparamos este significado con dato, medida y estadísticas, podríamos aclarar un tanto las cosas:
Dato es, un antecedente necesario para llegar al conocimiento exacto de algo o para deducir las consecuencias legítimas de un hecho.
Medida es la acción y efecto de medir.
Estadístico, perteneciente o relativo a la estadística. La estadística es el estudio de los datos cuantitativos de la población, de los recursos naturales e industriales, del tráfico o cualquier otra manifestación de las sociedades humanas.
¿Qué indica un indicador en la vida cotidiana?
La dificultad estriba en el uso cotidiano de la palabra indicador. En realidad vivimos en un mundo lleno de indicadores. No todos los indicadores utilizan números. Podemos pensar en un indicador que establece un estado. Por ejemplo, una luz verde o azul nos indica que nuestro teléfono celular está encendido. Otro más, las letras S, PB, M, PA, en un elevador nos indican si estamos en el sótano, la planta baja, el mezzanine o planta alta.
Además, podemos pensar en algun indicador que establece algún indicio de la situación o estatus de un proceso. Regresemos al ejemplo de nuestro teléfono celular, es muy probable que la pantalla cuente con un icono que muestra una pila eléctrica con una línea por la mitad que nos indica que está a media carga. Este indicador todavía no utiliza números y la medida no es muy explícita, ¿qué tanto es media carga?
¿Qué indica un indicador desde la teoría de la medida?
Si nos acercamos a la utilización de los números, el indicador establece algún tipo de medida de la situación o estatus de un proceso. Por ejemplo, el icono de nuestro celular nos muestra que a nuestra batería le quedan 5 horas de uso continuo. En este caso, el indicador incorpora un procedimiento para extraer una medida. Lo que nos lleva a lo que se conoce como teoría de la medida y a responder a la pregunta ¿qué es medir?
Medir consiste en: asignar números a una colección de objetos mediante una regla. Existen los siguientes niveles de medición: nominal, ordinal, de intervalo y de razón.
A nivel nominal asignamos números a una colección de objetos según un atributo o característica como un nombre, por ejemplo, los números telefónicos. El número identifica a un usuario, o cuando asignamos un 2 a las personas de sexo femenino y 1 a personas de sexo masculino. El 1 y 2, simplemente, establecen una distinción.
A nivel ordinal, los números asignados establecen una jerarquía, cuando podemos detectar diversos grados de un atributo o propiedad y establecer un orden. Por ejemplo, otorgamos el número 1 a la concursante más bella del planeta Tierra, el número 2 a la siguiente un poco menos bella, 3 a la siguiente, etc. Sin embargo, no podemos saber con precisión en dónde radica lo más bello o poco menos bello. No podemos asegurar que de 100 concursantes, la número 50 es la “belleza típica” de la especie humana.
A nivel de intervalo, los números asignados siguen reglas más rigurosas, en este nivel de medición además de distinguir las diferencias de grado de una propiedad, distinguimos diferencias iguales entre los objetos. Se asigna un número igual al número de unidades de medida equivalentes que posee un objeto. Por ejemplo, la temperatura. Con el avance de la ciencia hemos desarrollado obtener mediciones precisas de la temperatura con grados Celsius o Fahrenheit o Kelvin (Gillen, 2007). Así tenemos la certeza de que la diferencia entre 25º y 27º (2 grados) es la misma que la de 20º y 22º (2 grados). Otro ejemplo, es la distancia utilizando metros, tendremos la seguridad que los 100 metros que se correrán en los juegos olímpicos del 2008 son los mismos 100 metros que se corrieron en los juegos olímpicos de 1968.
Nivel de razón, este es el nivel de medición más sofisticado. Los números asignados a los objetos cuentan con todas las propiedades de la escala intervalar, además se cuenta un punto cero en la escala. Una puntuación de cero significa la ausencia de la propiedad que se mide. Por ejemplo, cuando usamos la escala Kelvin para medir la temperatura, 0 Kelvin indica que las moléculas y átomos de un sistema tiene el mínimo de energía térmica posible.
¿Qué indica un indicador en la estadística?
La estadística es una rama aplicada de las matemáticas. Esta rama estudia el comportamiento de los datos de poblaciones humanas o del mundo natural. Su origen se remonta a lo que Ian Hacking (2006) demomina “la domesticación del azar” y comprender las leyes de la sociedad. La estadística descriptiva se refiere a las tareas de contar, medir, describir, tabular, ordenar y levantar censos. La estadística inferencial se basa en la teoría de probabilidades. Sin embargo, como nos recuerdan Glass y Stanley (1987) los métodos estadísticos son medios para analizar números en tanto que tales y no en tanto que atributos reales, cuantificados. Cualquier conjunto de números es susceptible de procesarse estadísticamente mediante cualquier técnica. Los métodos estadísticas ni quitan ni ponen a la significación de los números con base en los cuales se efectúan.
Entonces, un dato o estadísticas no necesariamente son indicadores. Las técnicas estadísticas nos pueden hablar del comportamiento de un indicador, pero no le otorga mayor o menor significación. La estadística nos permite sintetizar una enorme cantidad de información, nos ofrece técnicas para encontrar relaciones en una gran diversidad de números, pero ¿necesitamos enormes cantidades de datos para evaluar la calidad de un sistema educativo, o de alguna institución? Tal vez, no basta contar con un par de indicadores, pero 100 indicadores también pueden ser demasiados.
Algunas reflexiones finales
Los indicadores puede tener un uso laxo. Utilizamos una gran cantidad de indicadores en nuestra vida cotidiana, las luces, letras, flechas, símbolos, nos muestran indicios de situaciones o el estado de algún proceso. ¿Este tipo de indicadores son útiles para la evaluación de la calidad educativa? Tengo la impresión que es el uso que se les da a los indicadores dentro del discurso político o de políticas educativas.
O pueden tener un uso más detallado, un uso que nos permita evaluar o evaluar la calidad educativa. No utilizo la palabra medir porque no necesariamente tenemos que apostar por los procesos de medición; cuando entendemos medir como el único proceso de legitimación de una evaluación, o cuando pensamos que las técnicas estadísticas nos ofrecen obtener una falsa sensación de “objetividad”. Sin embargo, en el ámbito de la calidad educativa los indicadores se vinculan fuertemente a las escalas de medición ordinales, ya que cuando hablamos de calidad siempre establecemos una comparación entre una colección de objetos o fenómenos.
A pesar de ello, en realidad, los indicadores dependen de otros aspectos que la asignación de números, según Mondragon Pérez (2002), los indicadores tienen las siguientes características:
- Estar inscritos en un marco teórico o conceptual que le permita asociarse firmemente con el evento que pretende observar.
- Ser específicos, es decir estar vinculados con los fenómenos sociales, culturales o de otra naturaleza que se pretende actuar.
- Ser explícitos.
- Deben ser relevantes y oportunos.
- Estar disponibles por un periodo razonable de tiempo.
- Ser claros, de fácil comprensión para los miembros de la comunidad, de forma que no haya duda o confusión acerca de su significado, y debe ser aceptado, por lo general, como expresión del fenómeno que se desea observar.
Recursos asociados:
Diccionario de la Lengua Española 22ª edición. Disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/
Guillen, M. (2007): Cinco Ecuaciones que Cambiaron el Mundo. El poder y la oculta belleza de las matemáticas. México: DeBolsillo.
Glass, G., Stanley, J. (1988): Métodos Estadísticos Aplicados a la Ciencias Sociales. México: Prentice-Hall Hispoanoamericana.
Hacking, I. (2006): La Domesticación del Azar. La erosión del determinismo y el nacimiento de las ciencias del caos. España: Gedisa.
Mondragón Pérez, A. (2002): ¿Qué son los indicadores? Notas. Revistas de información y análisis, núm, 19, 2002. Disponible en:
http://www.inegi.gob.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/contenidos/articulos/economicas/indicadores.pdf
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