martes, 24 de junio de 2008

¿Qué de la sociedad de la información le queda a las IES?


Cuando uno llega a una Boutique, se ven muchas cosas que uno puede comprar, se pueden probar cosas y ver qué tan bien quedan con el estilo propio o, incluso, tener opciones para cambiar de estilo. La adecuación de la educación superior a las formas que han surgido a partir de la sociedad de la información es un proceso similar. Sin embargo, la verdadera esencia de la sociedad de la información no es convertir a los agentes pertenecientes a un desarrollo educativo a ser “clientes” (Echeverría, J. 2001 de las nuevas implementaciones tecnológicas que surgen prácticamente todos los días.

¿Qué debería de tomarse en cuenta como algo relevante dentro de la sociedad de la información para la educación? Muchas veces, el anhelo de querer ser partícipes de una tecnologización es muy persistente, a tal extremo, que se piensa que contar con ese desarrollo tecnológico garantizará la mejora dentro de los procesos educativos en las instituciones de educación; de hecho, de cualquier institución de gobierno. Como si ocurriera que la herramienta –un ordenador-, como en algún momento Turing lo propondría, presentara las cualidades humanas necesarias para realizar la compleja actividad que le corresponde a la sociedad (i.e., inteligencia). La realidad es que los procesos educativos que se han viciado, no alcanzan a ver que el verdadero empleo de la tecnología depende más de la construcción de un sistema de valores, el afinamiento de la identidad cultural y las prácticas pedagógicas que rescatan los aspectos tradicionales reinterpretándolos en el nuevo contexto.

Latinoamérica es un ejemplo del vicio de querer ver siempre al “usuario” de la tecnología para la información como el cliente potencial en el que se garantiza el desarrollo. Esto, a pesar de que los procesos -al parecer más sencillos y menos dependientes en comparación a elementos cuyo “slogan” versa sobre la sencillez de la vida práctica- son los que se basan en la constancia y perseverancia constante, tal como Gil Antón (2006) lo menciona en la metáfora sobre el césped:

“Discrepé recordando a la Tota Carvajal: dicen que un día, en el ya demolido Estadio inglés
de Wembley, asombrado de la calidad del césped, preguntó a los encargados del estadio
cómo lo lograban: pues mire, lo regamos tales y tales días y lo podamos otro. ¿Nada más,
preguntó el Cinco Copas nacional? Sí, nada más... pero desde hace 100 años.”

La reflexión no termina ahí sino que sigue al preguntarnos ¿No cabría la posibilidad de pensar, verdaderamente, en las nuevas implementaciones tecnológicas como herramientas y no como soluciones a problemas cuya raíz es más profunda? Cuya respuesta da lugar a reflexiones más complejas pero necesarias sobre el tema.

Recursos:
- Gil, Antón. (2006): ¿CÓMO ARREGLAR UN COCHE? De los indicadores a la calidad, o de la calidad a los indicadores. Presentado en el Foro Nacional Sobre Calidad de la Educación Superior, Cd., de México, 27 y 28 de Febrero, ANUIES/UAM.
- Javier, Echeverría (2001): Indicadores Educativos y Sociedad de la Información. En. Sala de lectura OEI.
- Cesar, Pérez Jiménez. (2006): ¿Tecnologización o democratización de la educación?: Entre debates, encrucijadas y críticas desde el enfoque CTS. En: Revista de Ciencias Sociales. V.12, n.1. Maracaibo, Ven. Abril del 2006.

1 comentario:

Paco Martínez dijo...

Estimado, Chey:

Tu texto me recuerda a la postura de Armand Mattelart sobre la sociedad de la información a la que se mira con cierto recelo. Tu pregunta me parece muy importante, ¿Qué tipo de tecnología necesitan las IES? Se tiene que evitar dar respuestas harto optimistas como las de Nicholas Negroponte que piensa que los hipermedios son la solución mágica.

Pienso en algunas opciones:

1. Muchos de los procesos administrativos de las IES pueden ser más eficientes y eficaces usando las nuevas tecnologías en asuntos de matrícula e indicadores sobre su funcionamiento.

2. Las aulas tienen que ser pensadas como espacios que permitan la obtención, el análisis, el almacenamiento y la generación de conocimiento de múltiples formas. Para ello, se puede contar con pizarrones electrónicos con acceso a bases de datos e internet. Con múltiples fuentes de información y conocimiento podemos evitar el monopolio de saber en el profesor. Pero debemos estar al tanto que un profesor mediocre lo es con pizarrón y gis o con computadora y cañon.

3. La creación ingeniosa para usar los hipermedios se tiene que desarrollar en los estudiantes (futuros profesionales) para compartir información, discutir, analizar y producir conocimientos. Al final del día, serán ellos quienes los utilizarán en sus trabajos, son ellos a quienes se les demandan estas nuevas competencias.